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Villa Maipú

Villa Maipú

 

Una y otra vez camino las mismas calles que vos. 

 

Para ir de Esther  ¿Ibas por Estrada o también agarrabas por Maipú? 

Las plantas te gustaron siempre. ¿Veías las rositas rococó de la casa que está en la esquina de la cancha sobre Beruti?  ¿Veías las luces naranjas yendo en procesión hacia arriba por Echeverría? Cuantas veces te sentaste en la Placita Pueyrredón y miraste el gigante frigorífico abandonado hace  casi dos décadas. 

 

Ahora yo camino, yo veo, yo me siento y estoy sola de vos.

A veces percibo tu presencia cerca. Pienso en vos como un velo eterno flotando sobre las casas, sobre las calles del barrio. Te persigo, te busco en cada sombra, en cada hueco y en todas las flores te encuentro. En la puesta del sol estás, en la esquina del gallego estás, en lo de la Pelusa estás, en la mercería estás.  Hasta en la cancha estás y eso que eras de Racing. Daria cualquier cosa por vivir un día de la cotidianidad que construimos. 

 

Tengo atoradas las ganas de llorarte 

Sé que jamás me van a alcanzar las lagrimas y tal vez por eso no largo una. 

Inerte cada una de las que pude largar y también las del gordo y Nahuelito. No sirven. Las sacamos afuera cuando el pecho nos rebalsa y desde el momento en que las sentimos brotar sabemos que no sirven. 

No hay manera de hacer justicia por tu ausencia con algo tan sencillo como llorar. Todos lloran. En cambio Papá se revela todos los días más maravilloso, es un maestro para más de une y Nahuel cumple sueños como los grandes músicos tocan su instrumento, lo escuchas y es magia. Yo hago fotos. 

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